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Sobre la familia de hoy

03 de junio de 2007.
La familia es una estructura fundamental en todas las culturas, donde sin importar de qué forma se la conciba, o, cómo se comprendan los lazos de vinculación entre sus miembros, se la encuentra como realidad fundamental para la existencia humana.
En las últimas décadas, la familia colombiana ha cambiado y ya no es posible hablar de la existencia de un núcleo básico conformado por padre, madre e hijos. Ahora, hay familias extensas que involucran abuelos o tíos, algunas veces por razones económicas. En otras, la realidad de la ruptura de la pareja implica que los hijos vivan con uno de sus padres, habitualmente, con la madre y que desde allí, se abran opciones para otras vinculaciones: el esposo nuevo de la madre, la esposa del padre, hermanos medios…

Quizás respondiendo a esa movilidad, muchos colegios han sustituido acertivamente la celebración del “Día del padre” o la del “Día de la madre”, por la del “Día de la familia”; lo cual, al permitir mayor amplitud al abarcar, incluye a quienes habitan nichos constituidos de manera distinta a la tradicional.

Para los niños, hijos de padres separados, es importante que la concepción social de la familia justamente incluya y valide otras opciones, porque mantener el imaginario estático de familia hace que se sientan diferentes, que se lesione su autoestima o que crezcan con cierta sensación de ausencia y falta, que no necesariamente es cierta.

Hay hogares ilusorios, donde los modelos de identificación que se ofrecen son contraproducentes, por lo que, la realidad de una ruptra de la pareja parental es más sana y forma más, que la de mantener una convivencia disfuncional.

Lo básico es que el hogar, independientemente de los actores que lo conformen, esté basado en la gran tarea de la vinculación afectiva que hace que la vida misma pueda cultivarse, aprendiendo el cuidado, respeto y consideración por el otro, en su singularidad.

En la familia, el dar y el recibir, constituyen una dinámica que pasa por el gesto, la caricia y la palabra, que reconforta la existencia misma, pero que a la vez, se abre al mundo con su multiplicidad de perspectivas.

La familia contiene las ansiedades propias del crecimiento, brinda la compañía en momentos de dificultad y de felicidad, en ella se aprenden los valores y es el núcleo esencial de la construcción de la paz y del aprender a manejar lo agresivo y a crear alternativas a partir de la diferencia, como realidad con la que se encuentra inexorablemente, la convivencia.
HECHO POR RAMOS MIRANDA

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